lunes, 31 de marzo de 2008

Diario del viaje (5)

La Acrópolis y mucho más...

Hoy domingo los griegos tenían una buena excusa para cerrar al público (o sea, nosotros) la Acrópolis. Tenían lugar los actos de la llegada de la llama olímpica a Atenas y su entrega a la delegación china, y al gobierno griego no se le ocurrió otra cosa que utilizar la Acrópolis como "marco incomparable" de los actos de la mañana. La verdad es... que no es mala idea. Sólo teníamos que cambiar el orden de la visita y así lo hicimos: primero, nos acercamos al impresionante conjunto del Agora, a los pies de la Acrópolis, con el templo de Hefesto, la Stoa de Atalo II y muchos otros testimonios de la vida de la Atenas clásica, como los reunidos en el Museo del Ágora. Después, atravesando el mercadillo de Monastiraki, repleto de vendedores (se vende cualquier cosa) y público, llegamos al Ágora romana y la Torre de los Vientos. Desde aquí hay una buena tirada hasta el Estadio Olímpico, donde llegamos casi a las dos y nos encontramos una verdadera multitud y casi toda la policía de Atenas. En ese momento comenzaba en el Estadio el acto de entrega de la llama olímpica a China, con lo que se inicia el camino hacia Pekín y las Olimpíadas, y hemos podido entrar (la policía nos ha considerado gente de fiar). Después de dar el visto bueno al traspaso de la llama olímpica, otra carrerita, que nos cierran la Acrópolis. ¡Objetivo alcanzado! Hemos apurado el horario, pero lo hemos conseguido (una hazaña cuasi olímpica). Por fin, iniciamos el camino de vuelta hacia el hotel, para recuperar fuerzas, que mañana hay que levantarse muy temprano (no queremos perder el barco que nos llevará a las islas del Egeo).

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